El Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, ITP, ha sufrido un cambio radical en este inicio del 2022 del cual no se está hablando mucho. La novedad recae en la nueva herramienta de la administración para recaudar los impuestos indebidos: ahora beneficia más a las arcas de la administración pública.

Con la anterior versión del ITP, comprarse un piso suponía tener que pagar un impuesto de transmisiones del 10% sobre el valor de compra del inmueble, un impuesto discutible pero con base lógica: el traspaso de la propiedad de un inmueble de una persona a otra. Con la nueva aplicación del ITP, la cantidad a pagar ya no depende del valor de compra del piso, sino del valor que determina la administración y, por lo tanto, esto hace que los impuestos sean más elevados, ya que lo pueden valorar a un coste desorbitado. Esto es el que le ha pasado a J.A. una nueva propietaria que, de haber firmado la compra de su piso el 2021 o hacerlo ahora el 2022, tiene que pagar más de 6.500 € más. ¿Por qué pasa esto? Pues porque la administración, mediante el nuevo índice de referencia dice que el valor de su nuevo piso es de 270.000 € en vez de 205.000 €, el precio que ella ha pagado al anterior propietario.

¿Qué es el índice de referencia? ¿Cómo lo calcula la administración? ¿Y por qué quiere aplicarlo? El nuevo índice aparece al Catastro y valora todos los inmuebles con una media por metro cuadrado de las operaciones de compraventa de la zona del año anterior. La administración, en su lucha contra el blanqueo de capitales y como medida para poner freno al dinero negro, ha puesto este índice para los que escrituraban por un valor inferior al de compraventa haciendo un pago en dinero no oficial, más conocidos como dinero en B. La idea a pesar de que es buena por este objetivo, está muy mal ejecutada.

¿A que no es el mismo coche un Ferrari que un Seat? ¿A que no es el mismo un monovolumen de siete plazas y un utilitario pequeño de dos plazas? ¿O un coche de segunda mano km 0 y el mismo coche pero con diez años de antigüedad, escacharrado y con 200.000 km a su motor?

Una de las posibles soluciones a esta situación, sería emplear la figura del tasador como organismo independiente de valoración, puesto que en un porcentaje muy alto de casos, tienen que ir a hacer una visita antes de la firma. Estos podrían emitir un certificado de valoración real del inmueble, aparte de la tasación para el préstamo hipotecario, y que lo enviara a la notaría para relacionar el pago de impuestos con este certificado.

Sinceramente, no creo que esta medida sea una medida para evitar el dinero negro, porque, al fin y al cabo, la persona que tenga, pagará sin problema o buscará la forma para evitar que lo afecte tanto este impuesto. Poner dentro del mismo saco, inmuebles reformados y no reformados; inmuebles de 50 m² y de 200 m²; o un ático con terraza y unas vistas geniales y un piso en orden a una pared, no pienso que sea la mejor manera de combatir el dinero negro.

La administración haría bien de revocar esta aplicación y reflexionar más, haciendo un estudio y unos escenarios con casos reales. No cuesta mucho encontrar maneras de recaudación de impuestos más elegantes, más sociales y equitativas y con una aceptación social mayor.